Memorias de un 23 de Abril

Memorias de un 23 de Abril

Clima: Friamente genial
Estado: Enamorada 
Animo: Feliz 
Interés acutal: Mi marido ♥ 
Pensamiento: Feliz cumpleaños mi amor
Razón para subir esto: Regalo de cumpleaños

Hace mucho tiempo, una humana murió. Murió a mano de humanos asustadizos de lo que ella estaba comenzando a hacer. De lo que ella comenzaba a ser. Y así fue como la asesinaron, temerosos de que se convirtiese en una amenaza, o de que ya lo fuese. Un comportamiento normal, de parte de seres asustadizos y cobardes, que intentan proteger su existencia de cualquier forma que sea posible. Seres que se encuentre en el medio de la balanza. Una balanza que en un extremo tiene a la representación del bien encarnado, y que del otro extremo tiene la representación del mal encarnado.

Los angeles son un tipo de humanos, que irradian felicidad y alegría. Los demonios son otro tipo de humanos, que irradian odio y crueldad. Los humanos en sí, solo son receptores de esos sentimientos y emociones, aveces llegando a inclinarse por completo a un extremo de esa delicada balanza. Y cuando eso sucede, un interesante suceso se hace presente. El nacimiento de un ser distinto, nuevo y algunas veces maravilloso. Pero en ciertas ocasiones eso parece no salir como uno esperaba, ni como todos esperaban.

Hace mucho tiempo, un humano se convirtió en un maravilloso ángel. Un arcángel, por encima de los de su especie, con un grandioso don y una grandiosa escencia. Pero el arcángel, con su origen humano, seguía presentando emociones humanas. Y a pesar de su nueva naturaleza, de su nuevo y maravilloso poder, pasaba algo extraño. Ese arcángel no irradiaba felicidad ni alegría, pero tampoco odio y crueldad. Una escencia triste y desolada le llenaba, desbordandose completamente de su corazón y llegando hastas aquellos seres a su alrededor. Un pequeño arcángel estaba cayendo.

Un arcángel caído.

Pero al caer, algo le hizo recuperar toda esa alegría que necesitaba. Pero por un limitado tiempo. Y todo pareció desvanecerse con la muerte de una humana, a manos de otros humanos. Pero a pesar de ello, algo aún vivía dentro de su corazón, ansioso por gritarle que en verdad no había perdido todo. No había perdido nada realmente.  Solo que aquello que amaba y poseía, se había escabullido, entre astuta y tontamente, a otro lugar. Pero eso no le hacía sentir mejor.

Mientras buscaba, desesperado, varías dudas gobernaban en su mente. Comparandose, examinandose, observandose. Al parecer su vista no era tan buena como el aseguraba, o talvez no era capaz de observar correctamente lo que estaba muy cerca de él. No era capaz de observarse a si mismo de forma correcta. ¿Por qué? El creía que estaba sucio. Nada más lejos de la verdad, pero así era como el se observaba a si mismo; tan distinto a los demás como él, pero a la vez tan semejante, no estaba ni complacido ni conforme. Algo faltaba. Pensaba que algo le hacía falta. Así era, pero no era exactamente lo que él tenía en mente.

Buscando, notó algo, desde los cielos donde se encontraba. Y sin importar que tan abajo estuviese aquello que le había llamado la atención, bajó. Infringiendo las reglas talvez, gastando sus alas talvez, lastimando su cuerpo talvez. Bajó, a aquello que tanto había llamado su atención, y que con solo ver provocaba que su corazón se acelerara como antes solía suceder con la sola presencia de algo en especial. Una humana. Era eso lo que tanto amaba antes, y que ahora estaba delante de él. Y por unos momentos, pensó que había recuperado lo que le hacía falta. Pero no era así.

La humana sonrió, llena de alegría. Y finalmente se lograron unir nuevamente, después de que la muerte, después de que la distancia, y después de la desesperación, estaban juntos de nuevo. Pero la humana notó algo importante, y era esa escencia que su amado arcángel emanaba. Y sonrió, sin que el arcángel entendiese porque. Esa escencia, esa aura, esa prescencia... todo tan hermoso y maravilloso. Y sin poder controlarlo, el corazón de la humana había emergido de su pecho, directo a las manos del arcángel, que a pesar de su confusión, lo acepto.

Pero el arcángel no entendía correctamente porque era así. Y al cuestionarle sobre eso la humana, el simplemente respondió lo que pensaba. Estaba sucio, era opaco, era una basura. Y la humana no pudo hacer más que llorar. Llorar de solo imaginar como alguien tan hermoso y maravilloso como él podía sentirse así. Y a pesar de sus lágrimas, estas no bastaron para limpiar la mente de aquel arcángel que tanto amaba, ni bastaron para limpiar sus ojos para que lograse ver lo que enrealidad era. Pero a pesar de todo eso, a pesar de las lágrimas y de los pensamientos erroneos, ambos eran felices al poder estar juntos después de todo lo que habían pasado.

Pero en un mundo de humanos, no todo podía ser maravilloso. Sin importar que tanto se esforzaran los ángeles y los humanos, siempre habría demonios que contaminasen lo puro y ensuciasen lo limpio. Y así fue como algunos demonios, al ver lo maravilloso y fantástico que era el amor entre aquel arcángel y aquella humana, intentaron contaminar eso también. En un intento desesperado por hacer que otros sintiesen lo horrible que era s mundo, por evitar que otros fuesen felices ya que ellos eran infelices, y que todos viviesen en un mundo lleno de falsedad. Tal y como ellos eran tan falsos, consideraban que el mundo debía ser así.

Y fue así como intentaron engañar al arcángel, haciendole creer que era verdad lo que él pensaba. Diciendole que era sucio, opaco, negro, y que no merecía ser feliz. De mil y una forma intentaron meter esa idea en su corazón, con fuerza, con intensidad... y entre el sufrimiento del arcángel, que entre tanto dolor era incapaz de ver la realidad, que entre lo mal que estaban sus ojos no podía distinguir lo verdadero de lo falso, por un momento pareció que los demonios habían triunfado sobre la bondad que él representaba. Pero no fue así, para la desgracia de ellos.

El corazón de la humana, que estaba dentro de su amado, no permitió que tal aberración entrará dentro de él. Su corazón, desbordando de amor, de felicidad, y de alegría, no permitió que aquel suceso finalmente se consumara. Y fue así como la humana finalmente se hizo presente. Los demonios no hicieron más que menospreciarla, y mientras tanto, el arcángel intentó protegerla. Pero eso no era necesario. Ya no.

Al morir, las personas desaparecen de este mundo. Al morir, las personas van a un siguiente plano terrenal, más allá del mundo en que habitan los humanos. Aveces un mundo más arriba, y aveces más abajo, pero esa es la idea en general. Algunas personas creen que al morir, las personas no se marchan a ninguna parte. Simplemente vuelven a re-nacer, de una forma distinta. Con nuevos conocimientos, con nuevas ideas, y como nuevas personas. Pero en el fondo, su escencia original permanece intacta, ya sea para continuar con los asuntos que dejaron pendientes, o para cargar con las cruces que se ven obligados a mantener sobre sus hombros por un largo tiempo más.

Y eso fue lo que sucedió con aquella humana. Al morir, no solo su escencia se mantuvo intacta, sino que sus conocimientos también. Entre ellos, el como mantener en pie lo más preciado que tenía para así poder continuar con su camino, con su cendero. Y así, en algún momento poder entregarlo a quien más amaba en el mundo, y por quien había decidido tomar la oportunidad de volver a caminar firmemente sobre aquel plano existencial. Entregar lo único que en verdad poseía. Y sin duda, esa persona no era un demonio quien trataba de contaminar a su querido arcángel.

Y se esfumaron, delante de él, aquellos demonios. Se esfurmaron, entre las manos de aquella humana, quien solo podía mantener una mirada desolada, al darse cuenta de lo que había hecho. Su mano, tan pequeña y tan frágil, ahora tenía el poder de esfumar a cualquier ser que se interpusiera delante de ella. Y sin poder controlarlo, cayó de rodillas, gritando, asustada, aterrada, confundida. La sola idea de que alguien como ella lograse hacer algo tan importante, tan desgarrante y a la vez tan cruel, provocaba que en su mente surgiese la idea de que cualquier ser humano podía hacerlo realmente. Y finalmente comprendió como es que nacian los demonios.

El arcángel, confundido, desolado, no pudo hacer más que intentar consolar a su esposa, lamentandose de s inutilidad aparente. Ante eso, su amada, alzandose, mirandole fijamente, sin intención de apartar su mirada en algún futuro, le soltó:

"No importa si estas sucio. Si eres opaco. Si eres impuro. Entonces yo también lo seré. Lo mas incorrecto que pueda existir en este mundo, eso seré. Pero a pesar de ello, te amaré. Me amaré tanto a mi misma que desbodaré de amor para dartelo todo a tí por el resto de la eternidad, sin importar que tan sucio y horrendo sea mi amor. Por eso, querido, no importa si te consideras sucio, yo tomaré tu suciedad también, y te amaré así de impura como soy y seré."

Y el arcángel dejó de amar a la humana.

Ahora amaba a un demonio. A un demonio que había jurado amarle eternamente, tomando todo lo impuro de él y haciendolo propio. Y así fue, como el arcángel logró recuperar poco a poco su pureza, su felicidad, su alegría, mientras que su amado demonio, desbordando un sucio amor, era feliz a su lado. Un demonio honestamente feliz, a pesar de que sus manos estuviesen manchadas de sangre y su corazón fuera de su cuerpo. Era feliz, sabiendo que todo lo bueno de ella le pertenecía a quien más amaba.













Moraleja: Sin importar nada, te amaré. Hoy y siempre.

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Gilgamesh dijo...

I will always be with you
By the anchor of my sorrow
All I know, or ever knew..
Is I love you, I love you to death!